Se miraban en silencio. Sentados en el velador del bar se observaban mutuamente mientras consumía sus bebidas como el mas antiguo de los rituales. Él pidió unas raciones al camarero, y al igual que en lo demás, no se cruzaron una sola palabra. Cuando terminaron de comer, se levantaron y se marcharon serios y callados como habían permanecido.
Llegaron a casa y él le dijo que se iba a acostar. Ella se quito la ropa, se desmaquillo con tranquilidad y se puso el bikini. Se preparo un licor de manzana y lo dejo en la mesita del jardín. Se lanzo al agua de cabeza y después de darse unos largos en la piscina se seco y se tumbo a contemplar el cielo estrellado que presidia una gran luna llena. Sus pensamientos se marcharon a cuando su marido y ella se conocieron. Entonces eran estudiantes los dos de medicina y tenian por delante un mundo que conquistar juntos. Se sacaron sus carreras e hicieron la especialidad de pediatría, pues los dos coincidían en que le encantaban los niños. Se casaron y tuvieron cuatro hijos, dos niñas y dos niños. Trabajar para ellos, sacarlos adelante, darles a cada uno un porvenir.. pero sobre todo trabajar, trabajar, trabajar. Se compraron el terrenito, se hicieron la casa nueva... no les faltaba el dinero.. pero... ¿cuando se rompió su relación?... ¿cuando se miraron a la cara después de muchos años y descubrieron que el mundo los había embullido a ellos?... ¿cuando se extinguió la luz?.
Llegaron a casa y él le dijo que se iba a acostar. Ella se quito la ropa, se desmaquillo con tranquilidad y se puso el bikini. Se preparo un licor de manzana y lo dejo en la mesita del jardín. Se lanzo al agua de cabeza y después de darse unos largos en la piscina se seco y se tumbo a contemplar el cielo estrellado que presidia una gran luna llena. Sus pensamientos se marcharon a cuando su marido y ella se conocieron. Entonces eran estudiantes los dos de medicina y tenian por delante un mundo que conquistar juntos. Se sacaron sus carreras e hicieron la especialidad de pediatría, pues los dos coincidían en que le encantaban los niños. Se casaron y tuvieron cuatro hijos, dos niñas y dos niños. Trabajar para ellos, sacarlos adelante, darles a cada uno un porvenir.. pero sobre todo trabajar, trabajar, trabajar. Se compraron el terrenito, se hicieron la casa nueva... no les faltaba el dinero.. pero... ¿cuando se rompió su relación?... ¿cuando se miraron a la cara después de muchos años y descubrieron que el mundo los había embullido a ellos?... ¿cuando se extinguió la luz?.
Los hijos habían crecido y se habían marchado, venían en las fiestas y en vacaciones. Ellos se habían hecho mayores en un mutismo sin igual.. ¿que quedaba de aquel amor fresco y lleno de vitalidad?... nada. Una sombra que se aparcaba entre ellos día a día lo había consumido. Quizás lo tenían todo... NO reflexiono.. lo tenían todo.. menos la FELICIDAD...
2 comentarios:
Es algo que suele pasar con los años y es triste muy triste. Cada día hay que encontrar en la pareja nuevas ilusiones, una manera diferente de buscar esa felicidad. Precisamentecuando se cree que se tiene todo.... La felicidad hay que buscarla en los pequeños momentos, en cada instante, saborear las cosas sencillas de la vida; y esto hay que llevarlo al plano de la pareja. Es más fácil de lo que parece mantener ese amor, seguir con la llama viva de la ilusión. La vida, insisto, se compone de momentos y estos hay que aprovecharlos al máximo, sacarle todo su contenido.
Un beso
Desde luego que estoy de acuerdo contigo.. mas esto es un relato, un relato inspirado en una observación que hice el otro día. Ya, mas adelante hare otro de otras observaciones mas felices.
Un beso D'Paula.
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