martes, 4 de agosto de 2009

El albañil

Salieron de clase y como siempre la empezó a acompañar hasta su casa. Se cruzaron con un grupo de chicos mayores que descubrían poco a poco el sabor del tabaco.
- Mira, es el de los pantalones vaqueros y la camiseta roja.
El andaba algo distraído y al pronto no supo de que le hablaba su amiga.
- Leonardo., ¡ahí… con esos chicos!
- Si.. ya veo… están fumando.. – hizo un gesto de desagrado.
- Me gusta.
- ¿Te gusta un tio que fuma y que te dobla en edad?
Ella le dio un toque amistoso en el hombro.
- ¡No seas así!.. fumar hace al hombre mas varonil, y sobre la edad.. las mujeres somos mucho mas maduras que vosotros.
- Pues entonces no creo que llegue yo a ser varonil nunca, prefiero quedarme en la tierna inocencia de no probar el tabaco.
- Pues a mi no me importaría fumar.- sonrió.- las grandes divas del cine lo hacen… a lo mejor así me hace mas interesante.
Él no contesto a eso, para su gusto ella era bastante interesante y quizás precisamente que empezase con aquel vicio la bajaría de nivel.
Aquel año no saldría con el chico de la camiseta roja y los pantalones vaqueros, si lo hizo con uno de su clase que respiraba cuando ella lo hacia. Duraron casi un año y medio, al final la cosa termino bastante mal. Estuvo otro año para recuperarse de aquella relación y filtreo con unos cuantos mas, nada serio. Él era el confidente de todas sus historias. Luego se separaron al entrar a sus respectivas carreras, él se marcho a la universidad de medicina y ella a la de magisterio. Se escribían puntualmente todas las semanas y se veían un par de veces al mes cuando regresaban al pueblo.
Esa noche estaba con su amiga, cuando aquel tipo de los vaqueros y la camiseta roja le entro como un huracán. Charlaron de cuatro tontadas y luego se marcharon a dar un paseo. Cuando la intento besar ella lo esquivo.. “no soy de esas… chaval”.. le comento divertida. Él pareció cabrearse un poco, mas a la semana de aquello se encontraron de nuevo y esta vez él le pidió de salir…. ella le dijo que si sin pensárselo.
Poco a poco las cartas de su amiga fueron disminuyendo. Cada vez estaba mas con “el albañil” (como él lo llamaba en broma cuando hablaban)… mas tarde él conoció a su esposa y las cosas cada vez se fueron enfriando entre los dos.
- ¿El albañil ha muerto? – sus palabras hasta a él mismo le sonaron mal educadas.
Ella lo miro perpleja.. ¿había oído bien?... ¿lo había llamado “el albañil”?
- Siento haberlo llamado así… era tu marido.- comento confuso y avergonzado.
Ella salio como de un mal sueño.. “el albañil”… le hizo gracia.
- Nunca supiste como se llamaba, ¿verdad?
- Pues la verdad es que no.. ¿importaba mucho?
- El albañil… - sonrió algo confusa.- .. si.. tenía nombre… se llamaba Antonio.- jugueteaba con las manos.- Tu no lo llegaste a conocer, pero no era tan malo, trabajaba mucho para mantenernos a todos, y claro, él necesitaba de vez en cuando algo de diversión también con los amigos, y claro, pues algo de la paga se quedaba, y claro, yo… bueno… en realidad… ha sido muy duro… si… yo.
De nuevo las palabras se le agolpaba en la garganta, la pena, el desanimo. Estaba ante su mejor amigo y no podía contar tantas cosas que le quemaban dentro. Noto en sus labios el sabor salado de las lágrimas que caían torrencialmente como una lluvia interminable. Todo estaba borroso, todo se confundía en la oscuridad. Una calida mano se poso sobre su hombro, con fuerza, como antaño. Ella no lo pensó, no le dio tiempo. Un acto reflejo que renacía de lo mas hondo de su ser hizo que de nuevo se viera envuelta en aquel gratificante abrazo.




3 comentarios:

noeli dijo...

que hermoso relato anita, eres genial..me encantaria leer mas. un beso grande linda, muaaa

Extensus dijo...

Un relato interesante y ágil. Como todos los tuyos. Un beso.

Ana dijo...

Pues esto continuara... no se va a quedar así la cosa.
Un beso Noeli!!
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Pues vamos a ver como puedo seguir manteniendo el interes.
Un beso Extensus!