A Dormir..

Se va durmiendo. Sus ojos van dejando caer los párpados poco a poco. Su mano, que acariciaba mi pelo, desciende lentamente al relajarse los músculos. Mientras que sus labios, aún succionan el alimento que desprende mi cuerpo para ella.

Se ha relajado totalmente, su respiración esta acompasada. Los latidos de su corazón bombean la vida que tanto me anima, que tanto me alegra. Espero paciente a que decida soltar el pequeño pedacito de mi ser que aun hace que permanezca en un contacto tan directo conmigo. Paladea de vez en cuando la dulce ambrosía de su comida mas preciada, de su comida estrella.

La acuno entre mis brazos, mientras mi voz en un arrullo interminable, la anima a que por fin suelte. Es tarde, estoy cansada, pero aun así disfruto cada segundo de su dulce compañía. En un momento impreciso entreabre sus labios y deja que lentamente me libere de ella. Con cuidado la dejo en su cama, la tapo muy bien y le doy un besito en su cabecita. Me compongo la ropa y me acerco a la cama de al lado donde duerme el príncipe de mi casa. Lo tapo con cuidado y antes de salir del dormitorio aun me quedo un rato en la puerta observandolos a los dos.

Mi niña ya duerme en su cama, en el mismo dormitorio de su hermano. Con solo siete meses la he pasado de un sitio a otro y aunque me tengo que levantar unas cuantas veces a alimentarla, ella duerme tranquila y feliz.

Mis princesa y mi príncipe... ¡que Mayores... tan pequeños!