Llamo al portero y la respuesta no se hizo esperar. Subió hasta un tercero sin ascensor, y se alegro de que todos los días hiciera algo de ejercicio. La puerta estaba abierta y ella esperaba al otro lado del umbral. Empujo con precaución y se quedo petrificado. Ella estaba delgada como nunca la había visto, bastante mas arrugadita de lo que él recordara. El pelo cano lo tenia algo despeinado y la ropa negra que llevaba se notaba que tenia ya algunos añitos. No sabia que hacer, pero lo que mas le entristeció, lo que le llego mas al alma, fue aquella mirada triste y cansada, sin brillo, sin vida… ¿Qué le había pasado a su amiga?.
- Pasa.
El entró a el piso que parecía tan viejo como ella. El salón tenía pocos muebles y se acomodo en una silla de madera que crujió bajo el peso. Ella nerviosa se quedo de pie.
- ¿Quieres algo de beber?
- No gracias… siéntate y cuéntame que te pasa.. ¿Por qué me has llamado tan tarde?
Julia dudo un rato y al final se sentó en una silla enfrente de él. El nervio no la dejaba, estaba como asustada. Leonardo no comprendía como su amiga, tan enérgica, tan decidida, tan alegre, había llegado a ese estado. Recordaba su sonrisa y sus bromas, el montón de veces que se habían ido al parque y sentados en un banco les había dado las tantas a pesar de saber que los padres de ella la castigarían durante un mes por llegar tan tarde. Mas eso nunca le había importado pues se escapaba de casa para encontrarse en la esquina del viento (como le habían bautizado ellos a aquel sitio). Todavía se acordaba la noche de verano en la antigua alberca del azafrán. Hacia tal bochorno que sudaban a horrores. Ella, le propuso bañarse y él se quedo un poco confuso.. “No tenemos bañadores”… sonrió y le pidió que se diese la vuelta, cuando su voz sonó de nuevo dando permiso para mirar vio su vestido y su ropa interior sobre la hierva, ella nadaba resuelta en el agua.. “Vamos, esta muy buena” le llego la voz de su amiga… él sin pensárselo se quito la ropa y en calzoncillos se tiro al agua. Nadando a su lado podía adivinar las formas perfectas que se formaban en aquel cuerpo,. Jugaron como dos adolescente alocados, ella salio primero y se tumbo bocabajo. El salio al ratito y se sentó a su lado. “Eres muy guapa, ¿lo sabes?”, le comento en aquella ocasión. Ella no contesto y lo miro con picardía. Pasaron un largo rato en silencio y su cuerpo se seco. Se incorporo de improviso y como una centella se vistió, él miro mientras hacía la alberca. Ahora la miraba y aquel bello cuerpo hacia perdido su esplendor y sus formas. La voz de ella lo devolvió a la realidad.
- Mi marido ha muerto… ¿que voy a hacer ahora?
- Pasa.
El entró a el piso que parecía tan viejo como ella. El salón tenía pocos muebles y se acomodo en una silla de madera que crujió bajo el peso. Ella nerviosa se quedo de pie.
- ¿Quieres algo de beber?
- No gracias… siéntate y cuéntame que te pasa.. ¿Por qué me has llamado tan tarde?
Julia dudo un rato y al final se sentó en una silla enfrente de él. El nervio no la dejaba, estaba como asustada. Leonardo no comprendía como su amiga, tan enérgica, tan decidida, tan alegre, había llegado a ese estado. Recordaba su sonrisa y sus bromas, el montón de veces que se habían ido al parque y sentados en un banco les había dado las tantas a pesar de saber que los padres de ella la castigarían durante un mes por llegar tan tarde. Mas eso nunca le había importado pues se escapaba de casa para encontrarse en la esquina del viento (como le habían bautizado ellos a aquel sitio). Todavía se acordaba la noche de verano en la antigua alberca del azafrán. Hacia tal bochorno que sudaban a horrores. Ella, le propuso bañarse y él se quedo un poco confuso.. “No tenemos bañadores”… sonrió y le pidió que se diese la vuelta, cuando su voz sonó de nuevo dando permiso para mirar vio su vestido y su ropa interior sobre la hierva, ella nadaba resuelta en el agua.. “Vamos, esta muy buena” le llego la voz de su amiga… él sin pensárselo se quito la ropa y en calzoncillos se tiro al agua. Nadando a su lado podía adivinar las formas perfectas que se formaban en aquel cuerpo,. Jugaron como dos adolescente alocados, ella salio primero y se tumbo bocabajo. El salio al ratito y se sentó a su lado. “Eres muy guapa, ¿lo sabes?”, le comento en aquella ocasión. Ella no contesto y lo miro con picardía. Pasaron un largo rato en silencio y su cuerpo se seco. Se incorporo de improviso y como una centella se vistió, él miro mientras hacía la alberca. Ahora la miraba y aquel bello cuerpo hacia perdido su esplendor y sus formas. La voz de ella lo devolvió a la realidad.
- Mi marido ha muerto… ¿que voy a hacer ahora?
4 comentarios:
Vaya... después del bañito aquel... Pero imagino que no será tan fácil. Espero la continuación.
Un beso.
ahora toca renacer jeje que triste historia pero a la vez que bien escrito, dan ganas de leer mas. un beso y gracias ana. muaaaa
Ana tienes un premio en mi blog pasate cuado puedas ;)
No se como lo pondre de facil, date cuenta que su amistad era muy fuerte.
Un beso D'Paula.
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Pronto habra mas, espero.. esto tiene que llegar a alguna parte.. digo yo.
Un beso Noeli.
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Pasado, recogido, publicado y agradecido..
Gracias Tere!!!
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