jueves, 23 de octubre de 2014

A ese amigo.... desconocido.

Y si, un año entero sin escribir, sin decir nada. Sumida en el trajín diario de la vida. El otoño de nuevo ha llamado a la puerta y desde luego ha entrado con calor casi veraniego y con tormentas inesperadas... y es que no llega para mas.
Mis hijos han crecido, pasan de curso. Me he vuelto a mudar a mi antiguo piso pero con una reforma maravillosa. No estoy sobra de dinero, como casi todo el mundo en estos tiempos inciertos, pero soy feliz.
La felicidad invade todo, como una ola inesperada de fresca armonía, y como siempre me quiero prometer que deseo escribir mas, de nuevo mirar a través de sentimientos incierto, de pensamientos fugaces, pero como todo, no se si podre, no se si la oscuridad y el olvido me hará quedarme otro año sin hacer una linea.
Esta tarde noche, cuando volvía de comprar, de nuevo me quede mirando algunos colores inciertos en el cielo... el cielo, siempre el cielo. Vivo la vida mirando cada amanecer, cada atardecer...
Agradezco a Dios, pues se que existe, que me de la capacidad de disfrutar de tan hermosa belleza. Corremos tanto que no nos fijamos.
No se a ciencia cierta como de buena creyente soy, pero se que soy creyente. Eso si, de las malas, de las que pasan la vida casi sin rezar, de las que si no van a misa no sienten ese remordimiento por dentro, de las que si se confiesan mas que una confesión es una reflexión sobre el todo... y el todo es lejano y distante. 
No se para quien estoy escribiendo hoy, seguramente mis palabras caigan al vació, pero se que al menos alguien me leerá...  yo misma, y con eso ya puedo decir que soy feliz.
Espero continuar en la brecha mas a menudo, esto es algo que siempre esta... y hoy, no se porque, tenía que decir algo... 
Para ti... amigo inesperado!