La tarde descendía lentamente. Paseábamos con los niños y mi enano se encamino para el ferial. La mayoría de las atracciones ya se habían ido, algunos recogían todavía, un duro trabajo.
Mi pequeño se paro ante el vació espacio donde el día de antes había estado el "Tren de la bruja". Miraba atónito y buscaba con desconsuelo, ¿Donde estaría aquel tren que tanto le gustaba a él?. Cuando llegamos a su altura su carita de tristeza me dio penica.. "no ta" .... "el tren de buja no ta".... Y no estaba, como todos los cacharricos se habían ido hacia otras ferias, otros destinos. Recordé entonces mis penitas infantiles, las mismas que seguramente experimentaba por primera vez mi retoño.
Todo pasa, efímero, extraño, rápido. Aquel tren que había llenado de risas unos minutos mágicos en nuestras vidas se había marchado a otros sitios. "Mama, no ta", me repitió mi pequeño casi con lágrimas en los ojos.
"Cariño, la bruja se ha ido con el tren esta noche. Es una bruja viajera que va de pueblo en pueblo regalando un ratito de ilusión a todos los niños. Si se queda aquí solo, al final te aburrirás de todos los dias lo mismo y a la vez los demás no podrán disfrutar como tu lo has hecho"
El me miraba con su carita de tristeza, no creo muy bien que comprendiera mi esplicación , miraba ese espacio donde ya no había luces ni música y a mi a la vez... "No ta"
"No esta, no.... pero no te preocupes que volverá. Volverá cargada con su escoba y con sus globos, volveremos a montarnos y a reír, nos volverá a mojar los rostros... y si no, si no viene pronto... quizás vayamos a buscarla a otras ferias para verla de nuevo, para sentir la emoción de su mágica escoba. Dejala volar Ismael, pues un día en su vuelo ella volverá en su sonoro tren y no perderemos la ocasión de cogerlo de nuevo"
Quizás, con la promesa de que volvería se sintió un poco mas reconfortado. Seguimos paseando por el ya casi solitario ferial y después nos bajamos.
Ahora duerme tranquilo en su camita. Quien sabe si en sus sueños no va en ese tren, cazando la escoba de la bruja.
Recuerdo la feria de mi niñez, caballitos, el tren de la bruja, los ponis, la noria. La feria de mi juventud se pasaron entre conciertos e ir un poco mas arregladitos al casino donde bailábamos al son de las orquestas. Luego hubo un periodo en que perdí el gusto de la feria, quizás los fuegos del principio y después irnos de vacaciones a la playa, a la montaña. Ahora llevo dos años que estoy recuperando con mis hijos el sabor de la niñez. La ilusión de sus caras se reflejan en mi propio rostro y me contagio de sus risas y su inocente alegría.
"Mama... no ta" .... "No te preocupes... ya volvera"