jueves, 5 de mayo de 2016

El principio del fin (1)

Y allí estaba, sentada en aquella habitación de nuevo, rodeada de gente que se le acercaba para darle el pésame. Algunas personas muy amigas, otras conocidas y otras...  que no había visto en su vida... ¿y realmente quería estar allí?. Miraba a sus hijos, había dos de sus tres hijos, el tercero no sabía cuando llegaría pues estaba lejos. Su hijo mantenía el tipo con maestría, la niña se le veía mas afectada y llorosa, la verdad es que había sido la predilecta de su padre. Si no hubiera sido por ellos y Adela, su suegra, jamas hubiera aguantado los 24 años al lado de aquel hombre.  

Cerro los ojos y quiso recordar como era ella antes de la pesadilla, una adolescente que estudiaba en el instituto feliz y risueña. Desde sexto siempre se había llevado muy bien con Alejandro y en octavo "se puso con él", a escondidas de sus padres. La mayor de seis hermanos estaba acostumbrada a trabajar en cualquier cosa que le saliera y a ayudar en casa. Su padre entraba un sueldo a casa pero nunca era suficiente para tantos, mas vivían felices. 
Alejandro y ella hacían planes de futuro, querían estudiar, tener un buen trabajo, formar una familia y bromeaban. Entonces fue cuando le salio aquel trabajo en la tienda de ultramarinos. La dueña, Doña Adela, era una mujer sencilla y amable que desde el primer día la trato muy bien y luego estaba su hijo, Esteban, un hombre soltero, de los que decían que seria mocito viejo.... mocito viejo... si.....

Una voz conocida le hizo abrir los ojos, miro y vio allí ante ella a Aurora, su mejor amiga.
- ¿Como estas? - le pregunto. 
Ella se encogió de hombros... y su amiga solo le dio un beso lleno de ternura.... fue como volver a empezar... como si todos los que estuviesen por allí se hubieran dado cuenta de que la viuda estaba allí sentada y tuvo otra gran oleada de pésames y conversaciones. 
- Hay pobre, tan joven... y así de pronto... 
- Debes de estar destrozada..
- Si es que la vida es así...
- Y si necesitas algo....
Todas las voces, todas las conversaciones se mezclaban en su cabeza y no comprendía muy bien a donde iba todo esto... 

..... continuara......

1 comentario:

ALATRISTE dijo...

En otra vida nos leíamos mutuamente. Soy Ramón/Alatriste de El desván del poeta.
Me entró la nostalgia y me puse a buscar las viejas amistades.
Estoy en Facebook como Ramón Martínez Martín, por si quieres retomar el contacto.
Espero que estés muy bien.
Saludos.