sábado, 15 de marzo de 2008

Semana Santa... de nuevo

Ya se llenan las calles del sonido de los tambores y trompetas. Las procesiones se sucederán una tras otra en un sin fin de muestras de fervor y fe.
Es Domingo de Ramos, salgo de casa y me voy a ver la primera que paseara por mi pueblo, "La borriquita", como se le llama popularmente. Es la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Hay un montón de gente a mi alrededor, hablan sin parar, uno ve a alguien conocido en la cera de enfrente y le grita sin ningún reparo para llamarle la atención. La procesión pasa, como es de niños van algunos con la caperucha subida o incluso quitada, saludan a los amigos, a los familiares, otros van comiendo como si tal cosa.. ect. y yo, en mis inquietud pienso, "son niños".
Llega la tarde y sale la segunda procesión. Es difícil la salida de esa iglesia pues tiene escaleras y el paso pesa lo suyo. Mientras veo salir el trono calculo cuanto dinero se han gastado en esa maravilla, y luego sale la virgen... ¡cuantos millones invertidos en una imagen! . Cuando han salido, me voy algo mas abajo para verlos desde otro perfil... el ambiente es el mismo, la gente a su bola, hablando, gritando, llamando al chiquillo que esta en mitad de la estrecha calle pues así piensa que vera mejor el desfile!!! ... Mi paciencia se va perdiendo, mi enfado de nuevo empieza a florecer, y me acuerdo por que el año anterior me prometí a mi misma no volver a ver ninguna procesión. Antes de que pase a mi altura el primer nazareno me voy indignada.
Paso por la puerta de una iglesia de donde salen pasos y casualmente esta abierta, entro y allí hay una imagen, en su caro trono y con sus escuetas ropas, pues es el crucificado. El silencio es completo, la luz es tenue. Me siento ante el cristo y lo miro con tranquilidad. En su rostro de dolor encuentro la fe, el recogimiento, el sosiego. Si apenas darme cuenta mi mente empieza a rezar una vez mas y encuentro algo que no hallare en ninguna procesión, paz.
No se el tiempo que ha pasado, el cura se acerca a mi y me comenta que ya va a cerrar. Salgo renovada, sonriente, feliz y decido que como el año anterior iré a ver las imagenes a sus casas y hablare con ellas de mis debilidades, de mis alegrias. Decido que intentare ir a las misas correspondientes y a la vigilia pascual. Viviré una semana santa mas en el interior, pues una vez mas comprendo que debe de ser así.

Que cada uno la viva como mejor la vea, pero que la viva de verdad.

Un Saludo.

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