miércoles, 24 de septiembre de 2008

Por Siempre alli.

CAPITULO III

- ¿Esta Víctor?
- Si, un momento.
Paula espero pacientemente en el teléfono y casi al minuto sonó una voz
masculina.
- Diga.
- ¡Víctor!, ¿sabes quien soy?
Víctor no lo dudo, el corazón le dio un vuelco.
- ¡Paula!
- Si, soy yo.
- Cuanto tiempo, ¿cómo te va?
- Irme, me va bien, aunque aquí por el pueblo, ¿ ya sabes?, algo aburridillo... ¿y a ti como te va?
- Estudiando un montón, estoy haciendo ya el segundo grado superior de piano y es muy duro. También doy clases a unos niños de aquí del pueblo y después los ensayos en un grupo que hemos formado unos cuantos colegas del conservatorio.
- Oye, ¿el apartamento lo tienes alquilado?
- No, ahora mismo no. Lo hemos tenido alquilado hasta Abril, pero ahora en Mayo siempre lo dejamos libre para darle un repaso y prepararlo para los meses de verano.
- Entonces esta habitable para la semana que entra.
- Si.. pero.. ¿por qué me haces esas preguntas?
- Es que hay un curso de “Técnicas de comunicación” y necesitamos un lugar donde quedarnos.
- ¿Cuánto dura el curso?
- Una semana, es concretamente la semana que viene.
- Vale, no creó que haya ningún problema al respecto. Se lo diré a mi madre y...
- Oye, ¿pero cuanto nos vas a cobrar?
- No te preocupes por el precio, ya te.. ¿cuántos sois?
- Dos, Ana y yo, ¿te acuerdas de Ana?, te la presente cuando estuviste aquí en Navidad.
- Ana.- dudo unos segundos.- ¡A si!, la chica esa que estaba..
- Ya no esta.
- Vaya, se les veía..
- Si, pero.. no..
- Le vendrá bien venir.
- Seguro que si.
- Bueno, pues lo dicho, respecto a ese asunto dentro de unos diez minutos te llamo.
- Vale, pues te espero.
- Un beso.
- Tan grande como tu.


- Ana, ¡ya tenemos apartamento!.
- ¿Cuánto?
- Pues no me lo ha dicho aún, pero no creó que sea muy caro. Nos vamos el Domingo desde el “Santo Reino” a las diez de la mañana en autobús. Llegamos allí a las una y medía, nos recogerá en la misma estación y nos trasladara a nuestro apartamento, una semana, nos volveremos al siguiente Domingo.
- Estupendo, espero que sirva de algo.
- Pues claro que si, ¿cómo no nos va a servir, chiquilla?
- Estoy deseando que sea Domingo.
- Veras que bien no lo vamos a pasar.
Ana tenia alguna esperanza de que las palabras de su amiga fueran verdad, aunque le costaba creer, aun era demasiado pronto.

A las diez de la mañana cogieron el autobús como había dicho Paula, y aunque fuese increíble, esta había aparecido a su hora. El viaje se lo pasaron hablando como si tal cosa y cuando menos acordaron estaban llegando a su destino. Ana se floto las manos, podía notar como se le humedecían por la proximidad del mar, hasta creyó tener el paladar un poco salado.
- Mira, mira, esta allí.
Ana salió de su reflexión hacia el ambiente y vio a un chaval que esperaba en el arcén.
- Si, me suena su cara.
- Pues claro, si es Víctor, te lo presente en la fiesta de Navidad.
- Aunque ya lo había visto contigo en el verano del año pasado.
- Si, fue cuando lo conocí, me rondo en el verano y en Navidad.. ¡ahí!.- suspiro casi pegada al cristal.
El autobús paro por fin y Ana no vio a una persona más rápida que a su amiga levantándose y casi atropellando a la gente para poder salir al exterior. Corrió hacia el chico y lo abrazo con fuerza, él la correspondió emocionado. Ana pensó que estaba viendo alguna de aquellas escenas de película romántica en el cual al final de la escena todos aplauden, pero nadie se inmuto, la gente recogía sus maletas y se marchaba sin importarle que dos personas se habían encontrado después de mucho tiempo. Ana cogió los dos macutos y se encamino para la entusiasmada pareja.
- Esta es...
- ¿Qué tal Ana?.
Se dieron dos besos.
- Vamos a ir a comer, supongo que tendréis hambre.
Cargo los macutos en el coche y se marcharon para un restaurante. Después de papear se marcharon para el apartamento, eran las tres y cuarto.
- ¿Qué queréis hacer ahora?
- Yo descansar un rato.- dijo Ana.
- ¿Te vas a echar la siesta? .- le pregunto Paula en tono sarcástico.
- No sería mala idea, la verdad.
- Es que se echa la siesta, ya le vale.- comento a Víctor.
- Cada cual es libre de hacer lo que quiera, ¿y tu?
- Yo me voy a duchar y si me esperas nos vamos a dar una vuelta.
- Te espero.
Paula se entro para el cuarto de baño y Ana se quedo con Víctor en la salita. Estaban en silencio y Ana puso la tele donde no había nada interesante. A los tres cuartos de hora salió por fin Paula.
- ¿No te animas Ana? .- le pregunto Víctor antes de salir
- No, iros solos, seguro que tenéis mil cosas que contaros.
- Que boba eres, Anita, en fin.- le dio un beso en la mejilla y vio como se marchaban. Desconecto la tele y se tumbo en el sofá, al rato entro en un profundo sueño.

Cuando despertó eran las diez de la noche. Al pronto no supo donde estaba hasta que se despejo un poco. No había llegado aún su amiga. Se asomo al balcón y se podía ver el mar a lo lejos, aunque con la oscuridad no se podía distinguir bien. Se dio una ducha rápida y deshizo las maletas, puso de nuevo la tele y empezó a ver una película. Oyó la puerta y entro Paula con Víctor.
- Hemos comprado comida, ¿qué ves?
- Una peli de “Arnold”.
- “Eraser”, esta bien. Pues vamos a verla.
Comieron, vieron la tele y al final Víctor se tuvo que marchar, al siguiente día comenzarían el curso a las ocho de la mañana y tenían que madrugar, era de jornada intensiva, de ocho a dos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Ana,

¿hace cuánto tiempo que escribiste esos textos? Me ha sorprendido el hecho de que nombrases el título de una peli en concreto. Segurisimo que tiene su significado...

Un beso.