viernes, 5 de diciembre de 2008

Por siempre alli - 2ª Parte

Bueno, como este fin de semana es mas largo, y en esta semana por las pequeñas cosas acontecidas no he podido poner ni un capitulo de mi mini-libro, os voy a dejar ahora dos.



CAPITULO IX

En el último día de cursillo, el examen que hizo fue el mismo de su sueño. La verdad es que se había centrado mas en esas preguntas pues se las esperaba, como en días anteriores. En las cañas se centró en la conversación, su comida se repitió, todo era igual.. todo menos una cosa. Algo que le hurgaba dentro, que se destrozaba por comprender y no podía llegar a una conclusión, algo que..
- Ana, ¿qué te pasa?
- Nada.
- ¿Nada?.. pues no se, pero desde que hicimos el exa..
- ¡Es eso!.. - .la interrumpió.- todo lo que me pasa, todo, o la mayoría de las cosas las he vivido antes.- hizo un pequeño paréntesis.- Paula, en el examen, por ejemplo, sabía las preguntas que iban a poner, ya lo había..
- Pues me las podías haber dicho, guapa.
- Esto es serio, todo lo que me pasa aquí.. todo..
- ¿Por eso últimamente parecía averiguarme el pensamiento?
- Si, algo así.
- ¿Y para esta tarde que me predices, Rappel?
- Veo que te lo tomas a cachondeo.
- Mujer, es que como comprenderás, así de pronto te conviertes en adivina, pues.. no se..
Ana enmudeció, su amiga no se había creído nada, ¿para que seguir contándole que su corazón suspiraba por un chico llamado Rodrigo?.. un chico que era como un fantasma pues no lo podía ver. Para que contarle que era la reencarnación de una princesa.. si ella misma no estaba segura. Supuso que su amiga capto la cara de decepción que Ana tenía..
- Venga, me lo tomo en serio.
- No vale la pena.- dijo Ana abatida.- por cierto, esta tarde no voy a tomar café y ya se que tengo que barrer y quitar el polvo.- se levantó y se marcho para su cuarto, en la puerta se arrodeo para su amiga.- por cierto, si no te quieres mojar llévate un paraguas o un chubasquero. Esta tarde va a caer una tormenta de aupa.
Paula se quedo en la sala y se asomo a la ventana, la verdad es que no estaba la cosa muy clara.
Ana se tumbo en la cama y se durmió profundamente. Cuando despertó eran las seis y cuarto. Estaba sola, limpio y barrio y se desplomo sobre el sofá. Sabía con certeza que según su sueño llegaría Paula con Víctor al empezar a llover. Cerró los ojos y se vio con Rodrigo en su cabaña del bosque. Tocaba la flauta, una hermosa melodía, luego ella toco una preciosa guitarra que él le daba.. podía escuchar la música en la sala, en su corazón.. Un trueno la hizo volver a la realidad. Se levantó y se acerco a la ventana, empezó a llover torrencialmente, pronto llegarían Paula y Víctor, lo presentía como tantas cosas.

Víctor se despidió de las dos chicas, habían estado jugando al parchis y la oca durante toda la tarde. Habían quedado en el “ringlo” a las diez.
- Ana, ¿qué me predices para esta noche?
- Esta noche será mágica para ti, y un desastre para mi.
- ¿Por qué?
- Por qué estoy hecha un lió, ¿sabes?.. por qué todo esto es una locura.. por un montón de cosas... – se levantó y se metió para el cuarto de baño.- voy a ducharme.

La discoteca estaba súper agobiante. Ana intentaba olvidarse de todo, de su sueño, pero era igual, las mismas cosas. Se salieron Víctor y ella de la pista y pronto este desapareció con Paula, solo quedaron Ana y Alex. Ana bailo hasta no poder más y su compañero le siguió hasta el final, estaba rendida.
- ¿Nos salimos?
Este afirmo con la cabeza y empezó a abrir paso entre la gente. Se pidieron algo y se marcharon a un sitio donde no había tanta gente.
- ¿Qué te pasa esta noche, Ana?
La misma pregunta, todo se volvía a repetir. Ella no contesto a esa pregunta, se termino la bebida de un sorbo y lo miro.
- Vamonos de aquí Alex, coge el descapotable que tienes en el taller y nos largamos.
Alex se quedo un poco atónito.. ¿cómo sabía ella que... , se termino la bebida y fueron a por el coche. Ana se subió al mismo y fueron al pub “la nota”, en un pueblo cercano. Todo se volvía a repetir, todo..
- ¿Bailas?
Ana esperaba esa pregunta, se levantó gustosa y bailaron. Ana sabía lo que vendría después y no sabía que hacer. Bailaron y bailaron hasta que el pianista paro a descansar durante media hora.
- ¿Nos sentamos?
- Si, vale.
Se hizo un silencio, las bebidas se terminaban.
- Alex.. yo.. - ¿cómo le iba a decir que sabía lo que pasaría después?.- si quieres, nos podemos ir.
- Vale.
Se levantaron y fueron hasta el rompeolas, ¿y ahora que?, ¿respetar un sueño o dejarse llevar por el momento?.. al fin y al cabo no iba a traicionar a nadie.. nada mas que a Alex.. pero si había llegado hasta allí sabiendo lo que ocurriría tendría que seguir, esta vez no lo iba a cortar, no tenia por qué. Noto su mano sobre sus hombros, se miraron, él precipito sus labios sobre los dos ella besándola fugazmente, Ana aparto la cara...
- Alex.- lo miro fijamente.- si esta noche nos enrollamos, que sepas que solo será eso. Un rollo de una noche, y mañana tan amigos. No quiero hacerte daño, estoy pasando una etapa muy difícil.
- Entonces.. – en sus palabras asomaba la duda.- ¿quieres continuar?
Ana no contesto, cerró los ojos, tenía que cambiar de alguna manera sus sueño, romper ese extraño hechizo y se entrego a los brazos de su acompañante.



- ¿Me llevas a casa?
- Claro que si.
Llegaron a la puerta, Ana se disponía a bajar, el la retuvo por el brazo.
- Ana, ¿Nos vemos el domingo en la estación para despedirnos?
- Si, claro, pero recuerda.. esto no ha significado nada. Solo ha sido..
- ya, ya.. una necesidad del alma.. – sonrió abiertamente.- me ha gustado mucho, espero que duermas bien.- le beso en la mejilla.- Que sepas, que siempre lo recordare con cariño.
Ana se bajo del coche y subió al apartamento. Por una parte se sentía liberada, por otra culpable, no sabía cual era la opción mas clara, pensando en eso se durmió.

- Ana, Ana..
Ana despertó, Paula la miraba con cara ilusionada.
- Tía, ha sido genial, lo hemos hecho.
- Ya, te dije que iba a ser una noche mágica para ti.
- Hazme sitio.. venga.
Ana se reincorporo, su amiga se sento a su lado.
- Bueno, cuenta, ¿cómo te ha ido con Alex?
- Estuvimos en la disco, luego en un pub bailando, después me llevo al rompeolas y me intento besar.
- ¿Y?
- Le explique mis circunstancias, eso lo primero, le advertí que sería un rollo de una noche..
- ¿Os enrollasteis?
- Al final si.. pero no se.. me siento culpable, yo.. a mi quien me gusta es..
- Juan, el cretino ese que te ha estado martirizando durante cuatro largos años, lo se, pues lo deberías de ir olvidando.
Todo se volvía a repetir, ahora le contaría su aventura en el bosque, la escucharía con atención, le diría que se alegraba mucho, le preguntaría si ella lo había hecho alguna vez con Juan y le respondería que no.. en fin, una vez mas..
Paula se marchó para la habitación, Ana se asomo al balcón. Estaba amaneciendo sobre la ciudad, seguramente se podría ver el sol salir del mar, aun no era tarde. Se dirigió a la playa, según su sueño allí lo vería por primera vez como persona.. ¿ocurriría?. Se sentó en la arena y contemplo el gran milagro de la naturaleza. El día sería soleado, no le cabía la menor duda, aspiro el mar salado...

CAPITULO X

La princesa paro su caballo y respiro hondo. Ante ella se extendía el camino que tantas veces había recorrido para bajar a bañarse a la playa. Al final del camino, al otro lado del bosque estaba el castillo, el castillo de su padre. Miró a Enrique que estaba a su lado, su sonrisa le dio serenidad.
- Tranquila princesa, tu lacayo y tú estáis bajo la protección de mi padre, el rey.
Miro al rey que estaba al otro lado, le sonreía también.
- Adelante.- dijo con voz segura aunque el corazón casi se le salía del pecho.
Cada paso que daba el caballo era más trabajoso para ella enfrentarse con todo lo que la rodeaba, notaba un peso en el pecho, algo que no podía controlar bien. Por fin llegaron al portón, los nervios eran casi incontrolables, ¿cómo debía de actuar ante su padre después de tanto días y de su escapada?. Entraron todos al gran patio del castillo y se bajaron de los caballos, Rodrigo acompañado de los otros cuatro lacayos que venían cogieron estos y se dirigieron a las caballerizas. La princesa miró con tristeza fugazmente a Rodrigo, este lo noto y la miro para darle fortaleza, sabía que iba a pasar un mal trago. Uno de los sirvientes del castillo se acerco a ellos.
- ¿Qué deseáis caba...- la miró intensamente.- ¿¡princesa!?.. – su pregunta admirativa hizo que hincara la rodilla a tierra y la levantase nervioso.- anunciaré su llegada al rey.
- Esperad, anunciad también la presencia del Rey y el príncipe de Lope, esperaremos en la sala a ser llamados a su presencia.
- Si, mi princesa.
El lacayo entró seguida de la princesa y los dos hombres. Se sentaron en el salón y poco tuvieron que esperar. La reina fue la primera que entró y se detuvo ante las tres visitas.
- Excusadme, pero quisiera hablar con mi hija.- miro a la princesa, su tono cambio.- Acompañadme a la sala de costura.
La princesa se levantó y salió con su madre. Su madre parecía enfadada, era de esperar, pero, ¿qué le pasaría por su desafío?. Tomo asiento y su madre lo hizo frente a ella. Hubo un corto e interminable silencio, este fue roto por una voz llena de emoción.
- Hija mía, has vuelto, pero dime, ¿cómo se te ocurrió que podías escapar de tu destino?.
La princesa se quedo un poco sorprendida por la pregunta de su madre.
- Tu padre esta muy enfadado. La unión con tu prometido tiene que realizarse para solidificar los dos reinos, ¿no lo comprendes?
- Madre, es que yo no quiero a ese...
- Pero dime, ¿por qué te fuiste al norte?, ¿por qué te acompañan el rey y el príncipe de Lope?
- Va a pedir mi mano, va a desafiar a mi prometido en torneo.- el tono de su voz era sombrío, pero la reacción de su madre la desconcertó.
- ¡Dios es bueno y misericordioso!, espero que le de brazo presto para ganar.
- Pero madre..
- Hija mía, yo he rezado cada día para que el señor te guardase de todo mal desde que naciste. Cuando tu padre te prometió con ese príncipe creí que Dios no escuchaba mis oraciones, pero tu valentía y su protección han dado buen fruto. El reino de Lope es mayor que el de ese rufián, podrá combatir por ti, y el rey y el príncipe de Lope son hombres de ley y palabra, nobles y buenos. Yo siempre he querido algo así para ti.
- ¿Entonces no estas enfadada por ..?
- No, y le pedí a Dios que no te encontrarán y te hicieran una desdichada, que te diera otra luz, otro camino.. y así ha sido.
- Lo que no comprendo es que si todos sabéis como es ese hombre, Padre me haya compr..
- No.- le interrumpió su madre.- Tu padre es el único que lo ignora, y tu bien lo conoces para saber que la palabra de él es la de Ventura.
- Ventura, si..
- Todos menos tu padre conocemos el carácter de ese.. de ese..
- Pero Padre estaba dispuesto a ver a ..
- Si, debe de hacerlo, lo mismo que tiene que aceptar el cumplimiento del torneo.
- Madre, no estoy segura de querer casarme con el príncipe de Lope.
- Hija mía, cuando tu abuelo me prometió con tu padre yo no lo conocía. Cuando lo vi por primera vez no sentí nada, quizás una leve simpatía, pero él me hizo conocer el amor, pues es un buen hombre. A ti te pasará lo mismo, tu corazón aún no conoce el amor, el príncipe de Lope lo conquistara sin duda, él es un buen hombre.
Algo minúsculo se ensombreció en el rostro de la princesa, algo que hizo que la reina pusiera cara de preocupación. Adivinaba por qué su hija había escapado de aquella forma solo con un lacayo. Se levantó sin preguntar, no deseaba saber nada más. La princesa vio como su madre se marchaba para la puerta y la miraba antes de salir.
- Tu padre va a ser benévolo contigo, no tientes otra vez a la suerte, ¿me has entendido? – su voz sonaba dura e inflexible.
La princesa no dijo nada, solo afirmó con la cabeza.

- Rodrigo..
La voz le sobresalto, se dio la vuelta y vio al mago que lo observaba.
- Dígame Armel.
- ¿Qué ha cambiado en ti?.. ¿qué es lo que notó distinto?
- ¿En mi?, ¿no comprendo?
- Eso, eres demasiado inteligente quizás. Cuando escapaste con la princesa solo eras un muchacho que no sabía ni escribir, pero al volver has vuelto con sabiduría, no como un vulgar lacayo. Hay un elemento que escapa a todo, algo que no llego a comprender.. ¿cómo ha sido tu transformación tan rápida?
- Sigo sin comprender, yo soy el mismo.
- No.. eso es lo que haría cualquier persona inteligente, ocultarse ante un mago, pero tu, tu, lo puedo presentir, no me puedes engañar. Me gustaría hablar contigo en privado, en mi laboratorio, allí te espero.
- ¿Dónde esta?
- Eso no te lo tengo que decir, lo sabes de sobra.. se que lo sabes.

El rey vio entrar a sus invitados, los saludo y se sentaron los cuatro.
- Lo primero que tengo que agradeceros es vuestra amabilidad de haberme traído a mi hija sana y salva, de haber cuidado de ella. Debéis de perdonar las molestias que os han podido causar, aún es joven e irrespetuosa, pero yo la enseñare.
- Ha sido un placer tener a vuestra hija en mi castillo, es una joven muy agradable.
- Pues entonces creó que todo esta dicho, os quedareis como mis invitados hasta que gustéis y podéis partir cuando os plazca. También me gustaría invitaros a la boda de mi hija, se celebrara en breve ya que esta de regreso.
- De eso quería hablaros, mi hijo, esta en edad de elegir esposa. Él desde que vio por primera vez a su hija hace unos años le gusto para compartir su vida con ella, por eso..
- ¿Por qué no lo ha dicho hasta ahora? – intervino Ventura.
- Ha estado esperando a que tuviese la edad apropiada, eso es todo.. ahora que se ha enterado que ya tiene dicha edad, deseaba retar al príncipe de Castejar en torneo por el amor de la princesa.
- ¿Retarlo?.. no tiene por qué, él ya es el poseedor de la mano de la princesa.- opinó Ventura de nuevo.
- Señor, según las ordenes de caballería, cualquier príncipe puede aspirar por el reto a la mano de una princesa si esta está comprometida. La mitad de mis posesiones serán pronto de mi hijo, se las cederé el día de su boda, como su regalo, y el resto de ellas a mi muerte cogiendo, como corresponde, el rango de Rey. Al estar a la altura de las circunstancias tiene derecho a exigir que haya tal torneo.
El rey guardo silencio durante un rato, luego hablo.
- Creó que es justo lo que decís, el príncipe de Castejar será avisado. Ventura, tu mismo que eres mi hombre de confianza saldrás ahora mismo y lo convocaras al castillo. Mientras, mis nobles señores, os quedaréis y disfrutareis de mi hospitalidad hasta el torneo, que será fechado para dentro de tres días.
- Pero, mi señor..
- Ventura.- su voz sonaba firme.- .. ve y haz lo que te digo, pronto.. el castillo de Castejar esta a un día de camino, al trote llegaras un poco antes, llevaras una autorización para repostar caballo si fuera necesario, díselo a mi escribiente.
- Si, mi señor.
Ventura salió de la sala y se quedo solo el rey con los dos extranjeros.
- Dios ha de decidir quien desea como esposa para mi hija.
Se levantaron y salieron los tres de la sala.




Terminaron de comer, el rey se levantó y miró a los presentes, la princesa adivino que iba a decir algo de importancia. Carraspeo y con voz segura soltó.
- Dentro de tres días habrá un torneo, donde el príncipe de Castejar y el príncipe de Lope batirán por mi hija. La mano de esta será para el vencedor, y esta decisión será irrevocable... – levantó su copa y tomo un gran sorbo de vino, luego, sin mediar palabra se retiro de la mesa.
La princesa miró fugazmente a su madre y esta sonrió, luego se paso a la del príncipe y esté parecía feliz.. ¿era ella la única que notaba un peso en su corazón que la oprimía?.. seguramente sí..

Rodrigo ayudo a su padre en la fragua. Estaba emocionado de verlos de nuevo a todos, para ellos había pasado solo unos días, para Rodrigo una eternidad. Se sentó a respirar el aire fresco y puro, podía oler el guiso de su madre, podía oír a su hermanos pequeños pelear.. todo estaba vivo de nuevo, se sentía feliz. Una figura se traslució a la lejanía, se fue acercando y supo quien era, se levantó y se acerco.
- Rodrigo, quiero que seas mi escudero para el torneo.
- Si, mi señor.
- Se celebrara dentro de tres días, ya han ido a avisar a mi adversario, que espero se presente puntual, pues estoy impaciente de combatir por la princesa.- lo miró atentamente.- ¿tu has sido alguna vez escudero?
- No, mi señor, pero creó que no será difícil tarea.
- Solo debes de tener mis armas a punto y limpias para el día del torneo, y dármelas cuando te las vaya pidiendo. En estos tres días te enseñare a hacerlo. Sabes que estas bajo mi protección, así que no veo mejor escudero.
- Así será.
- Bien, pues mañana a primera hora te espero en el patio de armas para empezar tu aprendizaje, creó que eres inteligente y lo harás rápido.
Rodrigo asintió con la cabeza y después de un leve saludo el caballero se alejo.
- ¿Qué quería ese hombre?
La voz de su madre le sobresaltó.
- Es el príncipe de Lope, me ha nombrado su escudero para el torneo de dentro de dos días, luchara por la princesa.
- Hijo mío, una princesa es de sangre real, esa no se puede mezclar con la de un plebeyo .. ¿me comprendes?
- Si madre, lo sé.
- Estos días que no he sabido de ti he sufrido mucho, pues mis sueños han sido pesadillas de fantasmas. Ahora que te veo mi corazón esta mucho mas tranquilo y sosegado.
- Madre, yo no estaré mucho aquí. Quizás me tenga que ir después del torneo, lejos.
- Rodrigo, contigo sois diez hermanos, y a Dios gracia aún os tengo a los diez. Tu eres el mayor, lo se, y detrás de ti aún hay nueve mas. Ellos me darán ánimos para vivir, para verlos hechos hombres y mujeres casados, para tener mis nietos en un futuro.. pero tu futuro se que no es este. Tu eres especial, no eres como ellos.. yo he soñado mundos extraños en los cuales tu estabas con ella, con la princesa.. pero no era la princesa.. era su rostro, sus manos, su cuerpo.. pero no ella.. – tuvo un largo silenció.- dime si esa mujer existe, solo quiero saber eso.
- Si.
Sus ojos sonrieron.
- Llama a tus hermanos para cenar, después, cuando padre se acueste nos quedaremos en el fuego y me lo contarás todo... desde el principio.
Rodrigo hizo lo que su madre le indico. Cenaron en el bullicio de una mesa de doce alegres comensales. Mas tarde poco a poco el silenció se fue apoderando de la pequeña casa. Sus hermanos se fueron retirando a sus habitaciones. Rodrigo se quedo ante el fuego, disfrutando del dulce calor que desprendía. Su padre se despidió y se marcho a acostar también. Su madre se acercó tiernamente y miró a su hijo, en sus ojos chispeaba la llama de quién desea saber. Rodrigo, por segunda vez, empezó por el momento en que escaparon por primera vez, pues sabía que ella tenía un sexto sentido, que no se tomaría nada a broma, que lo comprendería...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué mal me cae Ventura, jeje. Pobre Princesa, pese a serlo parece que no tenga ni voz ni voto. Qué pena...

Un abrazo.