miércoles, 10 de diciembre de 2008

Por siempre alli - 2ª Parte

Los dos últimos capítulos que deje juntitos no he tenido comentarios, aun así espero que sigáis leyendo mi mini-libro.
Aquí os dejo un capitulo mas.

CAPITULO XI

Se despertó soñolienta y los rayos del sol caían fuerte sobre ella, cambió de postura y un leve dolor le hizo estremecerse. Despertó y se miró el causante, era unas leves quemaduras sobre los hombros, debía de marcharse de allí, cobijarse. Se reincorporo y se dio cuenta que la playa ya estaba siendo invadida por la gente. Miró la hora y eran las once de la mañana, debía de regresar al piso.
Llego y su amiga aún dormía, se sentó en el sofá. No sabía que es lo que estaba esperando, esa noche se había enrollado con Alex, se sentía vacía. Ya no se acordaba ni por un asomo de su “ex”, pero en cambió no se le podía ir de la cabeza el nombre, el rostro, la voz, la amabilidad, de un fantasma que la perseguía, de alguien que había soñado, de un chico llamado Rodrigo. Según su sueño ese día se convertía en real, era su día, y la acompañaba al mercadillo, a todos los sitios, conocía a Paula y a su amigo. En cambió, allí estaba, sentada en el sofá, sin ganas de nada, quemada un poco por los hombros de un ratito de sol, esperando.. ¿el qué?..
- Buenos días, ¿ya te has levantado?
Ana miró a su compañera que presentaba un aspecto de sueño total.
- Si, lo que me extraña es que tu también lo hayas hecho.
- La verdad es que estoy un poco hecha polvo después de anoche.. ¡fue genial!.. tu lo deberías de probar.. claro no con Alex, pero en cuanto tengas la persona indi.. – sonó el timbre.- ¡voy a abrir!
Ana se quedo sola en la sala, supuso que sería Víctor que venía para ir al mercadillo. Pasaron y Víctor se sentó con Ana mientras que su amiga se vestía. Se marcharon para este y todos los tenderetes coincidían, todos. Aquello lo había vivido antes pero con un Rodrigo alegre e ingenioso, un Rodrigo que le iba explicando cosas de los bártulos mas antiguos, explicaciones que resonaban en su mente cada vez que veía uno de esos chismes. Entonces lo vio, era el tenderete donde se comprara en su sueño aquellos pendientes. Se acercó a la carrera y busco con avidez, el corazón le dio un vuelco.. sobre un trapo aterciopelado oscuro resaltaban los preciosos pendientes de plata vieja.
- ¿Cuánto cuestan?
- Son 9 euros, señorita, ahora, si se lleva todo el conjunto.- explico mientras sacaba el resto de los complementos que Ana conocía perfectamente.- serían 42.
Ana cogió el anillo y se lo probo, le estaba perfecto. Lo estudio con detenimiento y vio todos los rasgos que aparecían en su sueño.. ¿realmente sería un sueño?.. algunas veces lo dudaba..
- Son preciosas esas joyas.- dijo Paula a su amiga.-¿por qué no te las quedas?
- Son caras. – las dejo y miró al hombre intensamente.- ¿qué tal si le oferto 24 euros por todo?
- No, 24 es muy poco, son 42.
- Mire las bien, no cuestan tanto por qué son viejas, y lo mas seguro es que se las haya encontrado en Dios sabe donde. Aunque se ha empeñado en limpiarlas bien tienen tierra, señal de que..
El hombre se quedo algo pálido repentinamente.
- 24 euros esta bien.. – replico sin mas, las metió en la bolsa y se las dio.
Ana soltó el dinero y se marcho satisfecha, lo había sacado por 6 euros menos que Rodrigo.. pero, ¿qué significaba aquel pensam..?
- ¡Tía!, ¿desde cuando sabes regatear de esa forma?
- No se, es algo que me ha salido automáticamente.
- Pues podías regatear por todas mis compras, ¿sabes?
- No, no lo haré mas, no me siento con fuerzas.
Víctor y Paula se miraron entre si. Siguieron paseando por el mercadillo, Ana no había dicho ni medía desde que se había comprado las joyas. Paro y miró a sus compañeros.
- ¿Os gustaría que fuéramos a alguna tienda de los alrededores?
- Pues si, ¿por qué no?
Salieron del tumulto del mercadillo y Ana tomo la trayectoria que había hecho con Rodrigo en su sueño. Llego hasta aquella pequeña tienda, donde estaban las tallas en.. no había tallas, ni había cuadros.. no estaban.. miles de recuerdos pero..
- Ana, esta tienda es estupenda, hay cantidad de cosas.
- Si, y tu compraras un montón.
Como predijo Ana salieron cargados de cosas, como en su sueño lo soltaron en el apartamento, estuvieron en un bar de copas y comiendo en aquel restaurante italiano.. todo era igual.. todo menos él. Algo falto en la conversación, algo faltaba en cada cosa, en cada pieza, algo faltaba y poco a poco, mientras pasaban los minutos aquella ausencia se hacía mas real, mas agobiante.. tanto que parecía rozar la realidad.. que parecía que no fuese tal sueño.
Terminaron de comer, tomaron café y salieron de aquel restaurante.
- ¿Qué hacemos ahora? – pregunto Paula.
- Me gustaría ir a la playa.- dijo Ana sin total convencimiento.
- Vale, pero, ¿tu no te habías dejado el bañador en casa?
- Si, pero no importa, iré con lo puesto.
- ¡Sensacional!, bueno, pero antes tendremos que ir a cambiarnos, al menos este y yo..
- Vale, pues id chicos, dentro de media hora nos vemos en la estatua de la playa.
- Ana, no te vamos a dejar sola. – pronunció Víctor.
- ¿Por qué no?, no me va a ocurrir nada, en serio.. además tengo ganas de estar un ratito sola.. anda.. sed buenos..
- Como quieras, aunque sepas que no es de mi agrado..
- Vamos, mientras mas tardemos mas tarde volveremos.- Apresuro Paula.
- Dentro de media hora.. eh..
- Si, allí estaré.
- Hasta luego.
Vio como se alejaban los dos tonteando cogidos de la mano. Paseo melancólica por todo aquel entorno, recordando cada momento de su sueño.. aquel sueño tan dulce que a cada minuto se hacía real.. aquel sueño.. aquel beso, dulce e irreal. Se marcho y estuvo viendo los bañadores y los bikinis, vio el que él le compro en su sueño, estaba allí, en el mismo puesto, en el mismo lugar.. todo era igual. Después de pensarlo un ratito lo compro ella misma, quizás lo utilizara después.
Los músicos tocaban su canción, aquella que bailarán juntos, era la misma melodía, los mismos chicos.. todo era igual.. la única diferencia fue la aparición de sus amigos a la hora convenida, sin retrasarse, la sacaron de aquel momento en que casi noto unos brazos rodeándola..
- ¡Ya hemos llegado!
- Puntuales.
- Eso será por él, por qué por ti siempre me tengo que quedar esperándote.
- La verdad es que si, pues si no fuese por mi cielito, no veas.
- Bueno, pues vamos.
Ana sin saber por qué se hizo dueña de la excursión, sus amigos la seguían entre bromas. Ella tomo la trayectoria hacía la cala de su sueño, pasaron un corto túnel entre las rocas parecido a una cueva y al otro lado había una pequeña playita de arena fina y agua cristalina. Cuando llegaron Ana se sentó en la arena y sus amigos hicieron lo propio.
- Ana, ¿cómo conoces este lugar? – pregunto Víctor un poco sorprendido.
- No se, ha sido intuición, simplemente.
- Pues hija, menuda intuición.. últimamente es que estas de un extraño, lo predices todo.
Ana no contesto, se encogió de hombros y se sentó en la arena. En su mente se dibujaron imágenes de estar en el agua, de jugar con unos delfines, de ser feliz.. no deseaba pensar en esas cosas.. no deseaba..
- ¿Aquí se han encontrado alguna vez delfines varados? – la pregunta le salió casi sin pensarlo.
- Si, una vez se encontraron dos, intentaron introducirlos en el mar, uno de ellos murió, el otro supongo que estará por ahí gozando todavía.
- ¿También ha sido una adivinación de esas que parecen que últimamente son innatas en ti? – pregunto Paula con sarcasmo.
- No seas así Paula, seguramente lo leería. En el periódico salió esa noticia. Incluso creo que también en la televisión, ¿no?
Ana dudo un poco y contesto presurosa.
- Si, eso, lo vería en la tele y he relacionado el entorno.
Quizás esa fuera la lógica, pero, ¿y lo demás?. Se tumbó de espaldas a todo aquello, un nerviosismo inexplicable levitaba en aquel ambiente. Un sobresalto le hizo quitarse los zapatos, y ayudada por la toalla ponerse el bikini y zambullirse ante los atónitos ojos de sus amigos en el gran azul. Nado y nado hasta casi agotarse, cuando se dio cuenta estaba demasiado lejos de la playa. Quizás era mejor morir allí, aquellos sueños la torturaban sin descanso. Un delfín saltó a su lado, en su sueño eran dos, pero uno le había dicho Víctor que había muert.. ¿qué clase de pensamiento era aquel?.. el delfín salto de nuevo por encima de su cabeza y jugaba a su alrededor, ella se dejo llevar por aquel majestuoso animal marino una y otra vez, cuando estuvo agotada este, al igual que en su sueño, la traslado hasta casi la orilla, iba sonriente y feliz.
- Ana, ¿estas loca?.. por que Víctor me ha retenido que si no..
- Algo en mi interior me decía que podía estar tranquilo, luego te he visto con el delfín y...
- Pero a mi en cambio me comía los nervios por dentro.
- Ya, ya se como son tus nervios – comentó sonriendo mientras se dejaba caer agotada en la arena y se dormía placidamente.


5 comentarios:

Kinush dijo...

Hola chiquillaaaa!!ya estoy de vuelta, tú sabes....
Ahora me tengo que poner al día y leer todo lo que has publicado hasta la fecha de hoy.
Venga wapa un besazo y me alegro de volver a pasear por tu alma.
besos.

Ana Pedrero dijo...

Anita: yo te leo y ya estoy loca por saber qué pasa, aunque no te deje comentarios. Mil besos.

p.d. Gracias por esa foto que tanto me recuerda las miles de tardes que he pasado al pie del mar. :)

Ana dijo...

Pues no es tanto, lo único que pasa que hay mucho libro por medio.
Me alegro de que ya estes y bueno, pues nada, a seguir para alante!
Un beso Kinush!
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Muy bien Berrendita!!!! pues para saber lo que pasa al final ya queda menos, aunque aun algo queda!
Todo llegara!!!
Un beso!!
Pd. Lo de la foto es que me dije de poner algo así bonico!

@ngelito dijo...

Ana, perdona que no te deje comentarios, pero es que soy un poco perezoso para las lecturas. Me gusta leer libros de autoayuda, de terapias alternativas, medicina natural, plantas, etc. Las novelas y otros libros siempre me ha costado mas.... Besitos

Anónimo dijo...

Hola Ana,

la verdad es que la niña tiene arte para rebajar eh!! joer, casi le deja el anillo a la mitad de precio!!

Me ha gustado mucho el momento en el que el delfín la ayuda ^^.

Un abrazo.

Pd. Al principio, en el post anterior de la historia ni me di cuenta de que habías escrito dos partes. Supongo que eso habrá influído en el hecho de que no te comentasen. En las historias largas hay que ir poco a poco...