viernes, 19 de diciembre de 2008

Por siempre alli - 2ª Parte

Estamos a Viernes, y bueno, pues ayer tuve otra vez al peque un poco tocado del resfri con lo cual no salí de casa, esta mañana de cursillo preparación al parto y esta tarde que tengo un rato pues aprovecho para colgar un capitulo mas, que aunque no me dejáis comentarios ultimamente se que tengo algunos seguidores... así que nada... aquí os dejo la continuación.

CAPITULO XIV

- Bueno, mi buen Rodrigo, esta tarde, después de la siesta, tendremos una lucha.- comentó Enrique mientras desmontaba de su animal tras un largo entrenamiento.
- Si, mi señor.
- Aunque no se cual será la peor batalla, la de esta tarde o la que me espera si gano la gracia de la princesa.
- Si gana esta tarde el torneo la tendrá a ella.
- Rodrigo, yo la tendré a ella, pero en cambió su corazón estará contigo.
- No comprendo..
- Si comprendes, ¿o crees que no me he dado cuenta de cómo te mira de reojo cuando os ve?.- sonrío ante la cara de serenidad aparentada de Rodrigo.- pero decidme, ¿vos sentís lo mismo por ella?
- No mi señor.- dijo rotundo.
- Aunque sentís gran apreció.
- Siempre he estado a su servicio, soy su fiel lacayo.
- Tus respuestas son dignas de un caballero, no de un lacayo, tu nobleza también.- hizo un pequeño intervalo.- Si gano esta tarde, ¿querréis servirme fielmente el resto de vuestra vida?
- Si vos ganáis esta tarde quedare tranquilo de que el destino de mi señora no será incierto y desgraciado. Entonces, partiré en busca de mi propia felicidad lejos de aquí.
- ¿Tan seguro estas de que conmigo no será desgraciada?
- Con vos, mi señor, ella será feliz.
- Lo decís tan seguro que me alientan tus palabras.
- Mi señor, no debéis preocuparos no mas que en ganar el torneo, lo demás solo llegara.
- Pues os espero puntual después de la siesta para ganar un torneo, mi buen escudero.
- Allí estaré mi señor.
Rodrigo se marchó para su casa donde su madre ya tenía puesta la mesa y reunía a todos alrededor de esta. La comida fue alegre y distendida, cuando terminaron cada uno se marcho a descansar o a su tarea. Rodrigo ayudo a su madre a recoger todas las cosas, lo hicieron en silencio, solo con las miradas se podían decir algunas cosas. Cuando acabaron se sentaron un rato en la entrada de la casa. Cuando el sol alcanzo el punto indicado, Rodrigo se despidió sin palabras, solo un abrazo basto para decirlo todo. Se alejo pensando que quizás sería la última vez que vería todo aquello, que se enfrentaba a lo que aún no sabía definir bien.

- Adelita, ten cuidado, me haces daño.
- Perdón mi princesa.
En el aposento de la princesa entro una señora mayor, su cara era afable, tranquila.
- Adela, retírate, yo terminare de arreglar a la princesa.
La sirvienta no contesto, salió con una reverencia y se marcho.
- ¡Yaya!, ¡que alegría me da verte!
- ¿Cómo te encuentras después de tu fallida aventura?
- Muy mal, no se lo que Rodrigo pretendía pero ahora ha hecho que el príncipe de Lope se rete esta tarde en torneo por mi.
- Lo se mi niña, y no creas, todos deseamos en el castillo que gane ese noble muchacho tu gracia.
- Todos menos yo.- dijo en un hilo de voz
- Veo que aún suspira tu corazón por Rodrigo.
- Hay yaya, pero él me dice que ya no siente nada por ti.
- Es muy noble de su parte, al darse cuenta de que no podía darte una vida digna..
- ¡Una vida digna!.. ¿qué es una vida digna sin amor?
- El amor llega solo, ya lo veras. Ahora solo tienes una chiquillada de juventud.
- Una chiquillada, si, ojalá fuera solo eso..
- Y eso es.. olvidaras y con el señor de Lope llegaras a conocer la felicidad.
- No lo creó así Yaya, yo.. – Un nudo le oprimió la garganta y las lagrimas afloraron a sus ojos.
- Tu nada, venga, que voy a terminar de arreglarte, tienes que estar radiante esta tarde.- le reprocho mientras con un pañuelo le secaba estas.- venga, vamos..

Rodrigo entró a la guarida del mago y este tenía la pócima preparada.
- Debes recoger un par de gotas de sangre del príncipe y mezclarlas con esta esencia echa con los pétalos de la rosa del amor, después debes de hacer que la princesa se lo tome sin perder tiempo, así, sus sentimientos solo serán para él.
- ¿Y si no se hace ninguna clase de herida?
- Con un solo rasguño, con una sola gota de sangre, bastara. Pero recuerda, debes de hacer que la beba mientras este caliente, si eso no fuera así su corazón se enfriaría y no amaría nunca más.
- Entonces debe de hacerlo en el mismo torneo.
El mago afirmó con la cabeza.
Rodrigo cogió la pócima y salió de allí. Su mente trabajaba ardientemente para resolver la forma en la cual debía de dar la pócima a su señora sin que esta sospechara nada, de cómo sacarla un momento del lado de sus progenitores, de..
- Rodrigo – la voz del señor de Lope le saco de sus pensamientos.- veo que sois puntual.
- Ha de ser así.
- El torneo aún le queda para comenzar, más como habéis llegado temprano quisiera que me ayudarais a dar un breve repaso a las armas.
Rodrigo afirmo con una pequeña reverencia y se marcho con el señor de Lope.

Adela esperaba paciente a la princesa, ella era quien debía de acompañarla y sentarse a su lado en el torneo. Rodrigo la vio y se le ilumino la cara, quizás ella si le podría ayudar
- Adela, Adelita, tengo que hablar con la princesa como sea.
- Rodrigo, el torneo empezara en breve, ¿no deberías de estar con el Señor de Lope?
- Ya he estado con él, ya le he puesto la armadura y me he escabullido un momento. Debes de hacerme un favor, tienes que decirle a la princesa que deseo hablar con ella.
- Yo se lo diré, aunque no creo que ella quiera hablar con vos.
- Por favor Adelita, tiene que ser ahora, antes del torneo.
- No se si eso será posible, esta con la yaya y..
- La yaya.. eres un encanto, Adela.
Rodrigo se encamino al patio de armas que estaba vació, saco una cuerda con un garfio en su extremo, lo tiro con destreza enganchándolo en la ventana del aposento de la princesa. Escalo el muro, golpeo con los nudillos el cristal.
- Vaya, creo que tienes una visita.- dijo la yaya.
- No quiero verle.- dijo resuelta.
- Si, ya.- fue hasta la ventana y la abrió, Rodrigo esperaba.- mozabelte, ella no desea nada de vos.
- Yaya, debo de hablarle.
- ¿Qué asunto es tan secreto que yo no pueda saber?
- Cuando el príncipe ganador salga victorioso tengo un vino especial que la hará pasar mejor el mal trago.
- ¿Es que acaso pretendéis emborracharla?
- Sabéis yaya que necesita ayuda. Cuando requiera mi llamada debe venir sin demora.
- Como si fuese vuestro perro faldero, ¡no lo pienso hacer! – dijo la princesa malhumorada acercándose a la ventana.
- Princesa, debéis confiar en mí.
- Una vez confié, y me traicionasteis, ¿por qué debo creer que será distinto ahora?
- Nunca os he traicionado.
- Si, en la huida, me mentisteis, me contasteis cosas inverosímiles, y al final..
- Nunca os he mentido, princesa.
- Bien, pues si eso es cierto.. decidme que no es verdad, que no me habéis olvidado, que aún sentís amor por mi en vuestro corazón..
- Bien cierto que es amor de hermano a su hermana lo que siento por vos, por eso os quiero ayudar, por eso quiero embriagados con este dulce vino que os daré al termino del torneo.
- ¿Y por qué no ahora? - las lagrimas asomaban a sus pupilas de nuevo.
- Aún no puedo.- se le desgarro el corazón.- Hasta pronto mi bella princesa, os veré después.
Se escurrió cuerda abajo, la hora estaba llegando. Corrió a las caballerizas y preparo el caballo del príncipe, llevándolo al campo de batalla. Este montó en su corcel, se dirigió al punto de partida, todo estaba lleno de gente, en la tribuna estaban sentados los nobles. Los tambores sonaron, el torneo había comenzado.

La batalla era dura, el príncipe de Acerron conocía más trucos de ataque que su contrincante. Rodrigo veía como su señor perdía poco a poco esta, sabía que era un duelo hasta el final, que no se daría por vencido, que lucharía hasta la muerte. La princesa, sentada en su trono veía como se forjaba su destino, las lágrimas recorrían sin querer por sus mejillas, su angustia crecía por momentos.

Enrique noto el acero traspasar su carne, le habían tocado y no sabía aún si aquella herida era mortal, sudaba dentro de aquella armadura. Dentro de su mente luchaba el instinto de querer ganar, veía a su contrincante cada vez mas confiado, la fuerza le abandonaba por segundos. Cayo al suelo, miro ansioso buscándola, la vio, lagrimas surcaban su rostro sin mesura. No podía permitir aquello, que aquel ser repugnante le arrebatara lo que tanto amaba. Dentro de su corazón sintió un fuego que no supo entender, su padre le había enseñado bien, había aprendido las técnicas de la luchar, podía vencer aún...

Rodrigo vio como su señor se levantaba, como con destreza manejo la espada, como cambiaba el curso de todo.

Después de varios minutos inacabables todo llegaba a su fin. El príncipe de Acerron cayó al suelo, desarmado, asustado, Enrique sostenía la espada sobre él, amenazante. Hubo un intercambio de palabras entre los dos, el príncipe de Lope bajo su espada y tambaleante miro para el palco donde estaban los reyes sentados. El padre de la princesa se levantó y determino quien sería su futuro yerno, después de oír esas palabras el joven príncipe empezó a dirigir sus pasos hacía donde le esperaba su fiel escudero.
En un arrebato de furia, Acerron se levanto espada en mano a atacar por la espalda a su victorioso contrincante, la gente grito aterrorizada. Rodrigo montó el caballo del príncipe, lo soltó a galope hacía este, lo traspaso y atesto un golpe certero a su contrincante que cayo de nuevo de espaldas, mientras que este le dio solo tiempo a dar media vuelta para ver lo que sucedía. Al brusco movimiento la herida producida en el torneo se hizo latente, el dolor hizo que cayese desmayado al suelo.

A Rodrigo no le costo coger algunas gotas de sangre en un pequeño tarrito aparte de la pócima, con los dos cachivaches busco a la princesa. La encontró con Adela refugiada en el jardín, su lugar favorito. Se acerco a ella, esta lloraba.
- Princesa, tengo aquí lo que os prometí.
- ¿El vino de la alegría?.
- Si.
- Damelo a beber, quizás así por un rato mi corazón deje de sufrir.
Rodrigo saco la copa y echo la pócima roja, del otro bote echo unas gotas de sangre del príncipe. La mezcla tomo un tono rosado. La princesa le arrebato el vaso y se lo bebió de un sorbo, su sabor era entre dulce y salado. Noto un leve escozor en los ojos, sus lágrimas se secaron, por primera vez Rodrigo ante ella solo fue uno más de la corte.
- ¿Cómo esta el príncipe?, Rodrigo.
- Tiene una buena herida, pero pronto curara.
- Iré a verlo.- Se levanto decidida.- llévame a él.
Rodrigo sonrió abiertamente. La llevo hasta el aposento donde yacía. Entró precedido de la princesa, su padre estaba con el muchacho que mostraba el hombro vendado.
- ¿Como estáis? – preguntó ella al lado del lecho.
- Mejor cuando os veo.
- Habéis sido muy valiente, os podría haber costado la vida.
- La hubiese dado con gusto por vos.
- Me halagáis con vuestras palabras. Debería de disculparme por mi frialdad con vos, yo siento tan...
- No por favor, no quiero oír ninguna disculpa de vuestros labios, solo deseo que seáis feliz.
El rostro de la princesa se ilumino lleno de candor.
- Espero que os recuperéis pronto.
- Eso ha dicho Armel, que pronto estaré bien.
- Así será entonces, Armel es muy acertado en esas cuestiones. Me retiro, rezaré por vos.
La princesa se marcho para el exterior, Rodrigo salía detrás cuando la voz del padre del príncipe lo retuvo.
- Rodrigo, venid aquí.
Rodrigo se acerco de nuevo a los dos.
- Eres un hombre valiente, hoy lo has demostrado al lanzarte de esa forma contra el Señor de Acerrón. Por eso me gustaría estrenados para que seáis uno de los caballeros que acompañe a mi hijo.
- Os tengo que dar las gracias por vuestra rápida intervención.
- No merezco las gracias de ninguno de vos, solo hice lo que mi corazón me dicto en ese momento.
- Pues me alegro que os dictara bien, muchacho.
- Y a lo de quedarme creó que no podré, quizás tenga que partir pues mi amada se haya lejos de aquí y solo deseo poder verla.
- Entonces, que el amor os guié, mi querido amigo.
- Gracias, mis señores.
De esta manera se marcho de allí.

2 comentarios:

Gorky dijo...

Vaya, vaya.
Que caliente se está poniendo la historia, ya huele a final feliz!!!

Si tienes la receta del elixir de amor, me la tienes que pasar, jeje.

Como es costumbre en estas fechas, te deseo que pases unos días muy felices con todos tus seres queridos, incluido ese bebé que ya dará sus buenas pataditas.
Besos

Ana dijo...

Y tan buenas patadas da!! jeje!!.. el elixir del amor no se la receta, se la quedo el mago alla por la edad media!!
En fin, te deseo que pases muy felices fiestas y que el proximo añó te traiga un montón de cosas buenas.
Un beso Gorky!