viernes, 14 de noviembre de 2008

Por siempre alli - 2ª Parte

No os podía dejar con un solo capitulo en toda la semana, aquí os dejo el siguiente, la intriga sigue...


CAPITULO III

Entraron al apartamento y lo primero que se fijo Ana fue en el balcón, estaba entornado, tal y como se lo había dejado su amiga. Entro ansiosa a su habitación y no olía a nada en especial.. encima de la mesita de noche estaba solo el hueco.. no existía un botecito de cuello fino con una rosa roja dentro. Ella recordaba todos aquellos detalles, tan reales, que no se convencía realmente de que fuera un sueño.
- Ana, ¿me vas a ayudar a hacer la comida?
Esta se marcho para donde estaba su amiga y la hicieron en silencio. Se sentaron a comer mientras veían las noticias y Paula rompió el mismo.
- Esta tarde vamos a la playa, te vienes, ¿verdad?
Ana por una parte le apetecía ir al mar, como no, pero por otra deseaba fervientemente hacer la prueba final, ir al castillo.
- No me he traído el bañador.
- ¿Qué no te has traído..?, solo a ti se te ocurre algo así.
- Pues no.
- En mayo, en la playa.. y a la chiquilla no se le ocurre traerse el bañador.. pues estamos bien.
- No se me ha ocurrido.. además, así aprovecho para repasar y descansar.
- ¿Mas?
- Es que necesito descansar.
- Eres una marmota autentica, la verdad.
- Pues si.. mira..
- Venga.. vente aunque no te bañes.
- ¡Que no! .- dijo malhumorada.
- Vale chica, que genio.
Terminaron de comer y después de quitar la mesa y recoger la cocina Ana se marchó a su cuarto y se tumbo en la cama. Oyó como su amiga se marchaba y dejo pasar un rato. Se levantó cautelosa y se marcho para el castillo.
El castillo no estaba como lo recordaba en sus sueños. Sus puertas no estaban cerradas, si no abiertas de par en par. Entro y recorrió los alrededores, estos estaban casi destruidos y se notaba el paso de la gente por allí, como en el lago. No noto nada, ninguna extraña sensación recorrió su cuerpo ni su mente, se paraba intentando vivir algo.. y todo le venía como un sueño.. ¿sería realmente eso?.. un sueño. La princesa no estaba allí, solo la demolición de la civilización, la devastadora mano de la cultura de la litrona.. los “sin respeto” habían estado allí.. solo ellos.
Donde debían estar los hermosos jardines se había convertido en un incierto entremezclado de hiervas salvajes crecidas sin ton ni son. No había esperanza, nada. Traspaso la derrumbada puerta hacía el interior del castillo, algunas modernas pintadas de explays cubrían parte de las gruesas paredes, un hedor espantoso evocaba a que cientos de personas habían requerido aquellos huecos para vaciar su vejigas, todo estaba en ruinas. El aire se hizo irrespirable, Ana se hundía en la pena, notaba que sus pulmones no podían resistir aquel desorden... pues era todo tan bello en su sueño.. en sus sueños.. y un rostro se repetía.. un nombre palpitaba en su sien.. era Rodrigo.. Rodrigo..
Salió al exterior y se sentó en una piedra de espaldas a aquellas ruinas. Todo era una equivocación, pero entonces, ¿por qué las sentía tanto?. Algo en ella había muerto. Las lagrimas rondaban.. pero no, no salían. Se entrego al recuerdo, a lo que le había pasado aquella tarde, la del Martes. Había vuelto para darle las gracias por una rosa.. la rosa.. el viento cambio y noto un ligero olor, un perfume embriagador que hizo saltar a su corazón, miro para donde procedía, se levantó nerviosa e inquieta.. algo podía pasar. Siguió el perfume y allí, entre hiervas lo vio. Un rosal sobrevivía, miraba al sol de mayo, emitía lo mejor de si, sus rosas, era el rosal de sus sueños. Decidió volver al piso, esa noche su amiga le propondría salir.. según su sueño.. y.. se paro en seco, se metió por el bosque y fue recogiendo flores.. no pasaría sin ellas.. según su pronostico él le había regalado un ramo similar. Luego se fue fijando por el camino y recordó cada momento en el que él se había inclinado para recogerle una de esas pequeñas florecitas que crecían entre las piedras. Allí estaban, inmóviles, quietas, esperando a ser recogidas. Todo estaba en su sitio, todo menos él.

Paula entro al apartamento y lo primero que percibió fue el agradable olor de las flores silvestres que estaban metidas en un jarrón.
- Ana, Ana..
Ana no contestaba, ¿dónde se habría metido?. Se acerco al cuarto de baño y hallo la contestación, se estaba duchando. Fue hasta el frigo y saco algo para pizcar, a los pocos minutos salía su amiga ya arreglada.
- ¿Dónde te has apañado esas flores?
- Di una vuelta y la he comprado en una floristería.
- Así que sales cuando no estoy, ¿eh?
- Ha sido cortita.
- ¡Ya!.. bueno, pues esta noche..
- Me he arreglado para salir con vosotros, ¿no ves?
- Por cierto, te has perdido..
- Una tarde estupenda en la playa, el agua estaba muy buena.. ¿verdad?
Paula la miró algo desconcertada.
- ¿Es que eres telepática de un tiempo a estar parte o que?
Ana se encogió de hombros, pensaba que todo aquello lo había soña-vivido tan fuertemente que no podía remediar el saber lo que iba a pasar o ha hacer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vas a acabar con la tinta de mi impresora. Je, je, je.
Feliz fin de semana, amiga y espero que esta segunda parte me guste tanto como la primera. Ya me tenías impaciente.
Te mantendré informada.
Besos.

Anónimo dijo...

¿Dónde está la estrecha raya que limita los sueños de la realidad?. Seguiremos leyendo, la verdad se pone interesante.
Un beso

Ana dijo...

Pues recarga el cartucho de tinta que hay queda mucho por inprimir.
Un beso Alatriste.
Pd. Me alegro de que te este gustando esta segunda parte.
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¿Pero esiste esa raya?... ¿o son dos epocas distintas contadas a la misma vez?... :)
Un beso D'Paula!

Anónimo dijo...

Hola Ana,

la verdad es que hasta en los cuentos existen los indeseables que no cuidan el patrimonio histórico, jeje (me ha hecho gracia lo de "la cultura de la litrona...").A muchas personas les pasa lo de a la prota de la historia: piensan que ya han vivido muchas cosas que van a suceder. Pobre...

Un beso.