jueves, 13 de noviembre de 2008

El tanatorio

Llega el momento, suena el teléfono anunciando que un familiar ha entregado su alma para siempre. En el tanatorio los dolientes reciben los pésames una y otra vez, palabras de aliento, abrazos, lágrimas entrecortadas de unos y otros. Tu le das el abrazo mas sincero, le acompañas con palabras para apaciguar quizás un poco el dolor... pero no basta con eso. Después llega mas gente y los ves perderse entre los que acunan de nuevo su pesar. Solo queda la espera, paseas por los largos pasillos de el sobrio lugar. Te fijas en lo bonito que resulta el edificio en si, en el pequeño jardín central que esta acristalado por todos los sitios, por la fuente de agua que da un pequeño bálsamo de tranquilidad. Miras a tu alrededor y de pronto te preguntas que haces allí... ¿en realidad con tu presencia solucionas algo?... Observas a los que pululan alrededor, en pequeños grupos cada uno habla de sus cosas, se cruzan, cotillean, se cuentan chascarrillos. Tu, no conoces casi a nadie, y los que conoces ya hablaste con ellos un rato.. tu tiempo ha pasado. Sentada, en uno de los bancos, sigues en silencio. Por dentro rezas una oración para que Dios acoga a la fallecida en su reino. Ves de nuevo a los dolientes pasar, con otras personas, otras conversaciones.. a ellos no los dejan solos pues necesitan quizás unas palabras que distraigan su dolor. En un momento determinado te levantas y decides marcharte, al siguiente día iras al entierro, allí al menos te sentirás mas útil pues rezaras por quien se fue. Te despides y te vas..

6 comentarios:

@ngelito dijo...

Solo deseo retrasar el máximo tiempo posible la llegada de ese día para las personas que mas quiero en el mundo. Pero cuando ese día llegue, intentaré ser fuerte.

Un beso

Anónimo dijo...

Has descrito muy bien las situaciones y experiencias que se viven en un tanatorio. Todos y todas hemos pasado por esta situación, y es cierto, te preguntas sobre tu presencia allí, si realmente ayudas o solo cumples con una obligación. Pero esa es nuestra costumbre, nuestra tradición. Yo recuerdo el velatorio de mi padre, había mucha gente y el murmullo era ensordecedor. Yo me preguntaban que hacían ahí, pero, por otro lado agradecía la presencia de todos y cada uno de los allí presentes, no podía imaginar estar solo mi madre y mis hermanas, ¡que triste hubiese sido y que soledad más ensordecedora todavía...!
Un beso

Gorky dijo...

Bien sea cercanos o por educación, es lo malo de ser una gran familia, he tenido ya suficientes experiencias en tanatorios y funerales.
La verdad es que esa sensación se tiene siempre, pero por otra parte no se puede uno quedar sin ir a presentar el último respeto por el difunto.
Una vez más coincido con d'paula.
Cuando te toca de lleno pasar el trago entiendes el porqué se va a un tanatorio. Si bien es cierto que a veces parece una romería o te sientes como un burro en un garaje, qué alegría saber que todos aquellos vienen por tu familia, por ese ser querido que ahora nos guarda desde allá.
Qué Dios les tenga en su seno.
Es hora de decidirme a levantar y marchar hasta otro día.
Un beso.

Ana dijo...

Espero que sea dentro de mucho, mucho tiempo.
Un beso Angelito!
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Tu has visto la otra parte, cuando tu eres el doliente y van a animarte, a hacerte compañia.. de algo sirve la presencia, el murmullo, el abrazo, el beso, la palabra... si sirve de algo.. quizás ahora no me sienta tan mal.
Gracias y un beso D'Paula.
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Te digo lo mismo que a D'Paula, gracias por tus palabras.. quizás oyendo la opinión del otro lado entienda mejor... desde luego, es normal que vayas a presentar tus respeto a los que se fueron y los que quedaron y son tus amigos, familiares, conocidos cercanos..
Un beso Gorky

Extensus dijo...

Es algo por lo que hay que pasar necesariamente. Yo creo que hacer acto de presencia en esas ocasiones tiene una utilidad grande. Para quien padece la pérdida y para uno mismo que puede verse en el mismo trance al día siguiente.

Ana dijo...

Despues de todos los comentarios echos no me cabe la menor duda de que no es tan ligera nuestra presencia, estar sin hacerse notar, pero estar.
Gracias Extensus, un beso.